-- 3 de Febrero de 1981 --
En el mismo libro de Luis Herrero se cuenta la reacción de Adolfo Suarez al nombramiento del general Armada como segundo jefe del Estado Mayor del Ejercito:
"...El 3 de Febrero Agustín Rodriguez Sahagún firmó a sus espaldas la orden ministerial por la que se nombraba a Alfonso Armada segundo jefe del Estado Mayor del Ejercito. Era el nombramiento que Adolfo había tratado de evitar a toda costa y cuyo veto le había costado varias broncas formidables con el Rey. Con Adolfo ya dimitido y los ministros en precario, el monarca habia planteado el conducto reglamentario y le había exigido al titular de Defensa que firmara el nombramiento. Rodriguez Sahagún se plegó al requerimiento regio. Adolfo al enterarse, montó en colera y descolgó el telefono: "Le dije que acababa de firmar la autorización para que se produjera en España un golpe de Estado y que cuando viera a Armada al frente de los golpistas recordara que había sido por su culpa", me comentó Adolfo muchos años después..."
Finalmente el rey se había salido con la suya.
Pero el problema ahora era como desencadenar la formación del gobierno de concentración presidido por Armada. Con la dimisión de Suárez a los diputados críticos de la UCD se le habían acabado las excusas para votar contra su partido.
En el mismo libro de Luis Herrero se cuenta la reacción de Adolfo Suarez al nombramiento del general Armada como segundo jefe del Estado Mayor del Ejercito:
"...El 3 de Febrero Agustín Rodriguez Sahagún firmó a sus espaldas la orden ministerial por la que se nombraba a Alfonso Armada segundo jefe del Estado Mayor del Ejercito. Era el nombramiento que Adolfo había tratado de evitar a toda costa y cuyo veto le había costado varias broncas formidables con el Rey. Con Adolfo ya dimitido y los ministros en precario, el monarca habia planteado el conducto reglamentario y le había exigido al titular de Defensa que firmara el nombramiento. Rodriguez Sahagún se plegó al requerimiento regio. Adolfo al enterarse, montó en colera y descolgó el telefono: "Le dije que acababa de firmar la autorización para que se produjera en España un golpe de Estado y que cuando viera a Armada al frente de los golpistas recordara que había sido por su culpa", me comentó Adolfo muchos años después..."
Finalmente el rey se había salido con la suya.
Pero el problema ahora era como desencadenar la formación del gobierno de concentración presidido por Armada. Con la dimisión de Suárez a los diputados críticos de la UCD se le habían acabado las excusas para votar contra su partido.
Sin embargo, a los partidos de la oposición la posibilidad de tocar poder no se les había quitado de la cabeza. Así comenta Francisco Medina en su libro sobre el 23-F las protocolarias consultas del rey con Felipe Gonzalez y Manuel Fraga para proponer un presidente al congreso después de la dimisión de Suarez:
"...Durante las entrevistas preceptivas, Manuel Fraga y Felipe González vuelven a reiterarle al Rey la necesidad de que se forme un gobierno de concentración ante la crisis que vive el país. Pero UCD, o, mas exactamente, Suárez, como se ha visto no deja esa posibilidad abierta..."
Música en los oidos del monarca.
¿Cual podría ser el desencadenante que justificara ante el pueblo español este gobierno diseñado en la oscuridad de los cenáculos políticos y sin ningún tipo de refrendo democrático?
Si los impulsores del gobierno Armada no prepararon el 23-F, casualmente encajó perfectamente con sus necesidades.
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