La afición de la Familia Real a recibir regalos es bien conocida. Lo que tal vez no sea tan de dominio público son los enfados infantiles del monarca cuando ve que no tiene el regalito que esperaba. Las visitas de su Majestad a los salones y factorías de automóviles a las que no falta nunca no salen gratis. ¿Y que pasa cuando en la planta que visita no se fabrican coches sino camiones? ¿Se irá el rey con las manos vacías?
Lo cuenta Jose García Abad en su mágnifico libro "La soledad del Rey":
"Con motivo de una visita a una factoría de la Fiat, don Juan Carlos sugirió que le regalaran un camión. En la factoría le hicieron ver que no lo tenían previsto y que era un problema llevarlo hasta la planta visitada. El rey se enfadó:"Si no lo han previsto, que lo prevean". Y los italianos tuvieron que montar el operativo adecuado para que don Juan Carlos recibiera su camión, así como el remolque para su traslado"
Los regalos que recibe don Juan Carlos cumpliendo su rol de representante del pueblo español tienen una naturaleza comprometida y su control siempre ha sido un tema sin la necesaria claridad. Felipe Gonzalez intentó crear una ley para fiscalizarlos, pero se encontró con la negativa del monarca a que le tocaran sus regalos:
También lo cuenta José Garcia Abad pero en esta ocasión en el libro "Las mil caras de Felipe Gonzalez":
"... un jeque arabe que vino a España llegó como los Reyes Magos de Oriente, con las alforjas llenas de presentes para los personajes principales. Regaló valiosas joyas a la Familia Real, y al Principe una daga árabe cuya empuñadura estaba incrustada de piedras preciosas. Don Felipe mandó desmontarla y con tales piedras le hicieron una pulsera que éste regalo, como tributo de amor eterno, a Isabel Sartorius. A los ministros, a la sazón gobernaba el PSOE, les regaló el generoso principe árabe un reloj de oro a cada uno. Ellos, que no sabían que hacer con él, lo depositaron en las cajas de sus respectivos departamentos. El Gobierno se planteó entonces la necesidad de regular este tipo de presentes. Se lo comentaron al Rey, pero este se negó en redondo:"Qué queréis. Ésta uno aquí pringando todo el día y encima me pedís que rechace estos detalles"
Pobre hombre. Todo el día "pringando", sino fuera por sus regalitos y por las" "pocas" escapadas que se permite de vez en cuando ....
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