Que un Presidente del Gobierno tiene que estar en su sitio y hacerse respetar es un hecho de suma importancia. Es la máxima autoridad demócratica del pais, y desde ese puesto nos representa a todos.
En relación a este hecho me gusta mucho un pasaje del libro de Garcia Abad sobre Adolfo Suarez:
"Una anécdota con mensaje: el que el presidente quería colocar desde el primer momento en su sitio a los poderes fácticos. El hecho quedó muy explicito en la primera audiencia que concedió a Emilio Botín y Sanz de Sautuola, el viejo patriarca del Banco Santander, padre del actual presidente...
Ambos, el joven Suarez y el viejo Botín, conversaban en el tresillo obligado de los grandes despachos, el que se utiliza para atender a las visitas proporcionándoles una cortés pero falsa impresión de amistosa charla entre iguales. Al cabo de unos minutos, apenas desgranados los lugares comunes de rigor sobre el tiempo y el tráfico, sonó el teléfono situado en la mesita de cristal… Se le requería a Suarez para resolver una incidencia urgente, de esas emergencias que integraban la azarosa normalidad de su desempeño regida por unos sobresaltos que han alcanzado la categoría de históricos. El presidente abandonó unos minutos el despacho, ejerciendo con valentía su menester de Gran Bombero de la Nación. A su regreso se encontró con que el banquero había dejado descansar su pierna sobre la mesa de café que les separaba. Sin pensarlo un segundo Suarez, apuntando con el dedo índice al magnate de la banca le ordenó con voz que no admitía replica:"Quite usted ahora mismo su pierna de mi mesa!". Emilio Botín, balbuciente, la encogió en el acto aventurando una excusa:"Presidente, no me interprete mal; es que sufro de gota y no puedo estar mucho tiempo sin colocar el pie en alto". Suarez impecable, zanjó el asunto, repitiendo la orden irrevocable: "Saque usted su pierna de mi mesa". Luego comentaría a su ayudante: "Ya sabía yo lo de la gota, pero con esta gente hay que dejar las cosas claras desde el primer momento. Si le hubiera tolerado que pusiera el pie en mi mesa, a la primera ocasión me pisa. No admito dudas, y menos entre los banqueros, sobre quien ostenta la dignidad de la soberanía nacional."."Y menos Emilio Botín" podría haber añadido…"
Jose García Abad. Adolfo Suárez: Una tragedia griega. 2005. La Esfera de los LibrosEn relación a este hecho me gusta mucho un pasaje del libro de Garcia Abad sobre Adolfo Suarez:
"Una anécdota con mensaje: el que el presidente quería colocar desde el primer momento en su sitio a los poderes fácticos. El hecho quedó muy explicito en la primera audiencia que concedió a Emilio Botín y Sanz de Sautuola, el viejo patriarca del Banco Santander, padre del actual presidente...
Ambos, el joven Suarez y el viejo Botín, conversaban en el tresillo obligado de los grandes despachos, el que se utiliza para atender a las visitas proporcionándoles una cortés pero falsa impresión de amistosa charla entre iguales. Al cabo de unos minutos, apenas desgranados los lugares comunes de rigor sobre el tiempo y el tráfico, sonó el teléfono situado en la mesita de cristal… Se le requería a Suarez para resolver una incidencia urgente, de esas emergencias que integraban la azarosa normalidad de su desempeño regida por unos sobresaltos que han alcanzado la categoría de históricos. El presidente abandonó unos minutos el despacho, ejerciendo con valentía su menester de Gran Bombero de la Nación. A su regreso se encontró con que el banquero había dejado descansar su pierna sobre la mesa de café que les separaba. Sin pensarlo un segundo Suarez, apuntando con el dedo índice al magnate de la banca le ordenó con voz que no admitía replica:"Quite usted ahora mismo su pierna de mi mesa!". Emilio Botín, balbuciente, la encogió en el acto aventurando una excusa:"Presidente, no me interprete mal; es que sufro de gota y no puedo estar mucho tiempo sin colocar el pie en alto". Suarez impecable, zanjó el asunto, repitiendo la orden irrevocable: "Saque usted su pierna de mi mesa". Luego comentaría a su ayudante: "Ya sabía yo lo de la gota, pero con esta gente hay que dejar las cosas claras desde el primer momento. Si le hubiera tolerado que pusiera el pie en mi mesa, a la primera ocasión me pisa. No admito dudas, y menos entre los banqueros, sobre quien ostenta la dignidad de la soberanía nacional."."Y menos Emilio Botín" podría haber añadido…"
Bastante distinta fue la actitud de Zapatero en su último encuentro con el hijo del banquero que se encontró con Suarez. El Presidente le pidio la visita y el banquero tuvo a bien recibirle. La foto de los dos en mangas de camisa en el despacho de Botín lo dice todo. Eso si, por la bolsa de la mesa parece que Zapatero se llevó un regalo:
Así lo contaba Carlos Ribagorda en El Confidencial al día siguiente:
"Algo pasa en las relaciones entre Emilio Botín, presidente del Santander, primer banco español, y José Luis Rodríguez Zapatero. Ayer protagonizaron una extraña reunión, en forma de visita guiada a la Ciudad Financiera de la entidad, situada en Boadilla del Monte, donde no faltaron elogios entre ambos.
“El éxito del Santander representa el éxito de España”, le decía Zapatero. “Tienes mi apoyo, el de mi Gobierno y, lo sabes, el de toda la población”, continuaba, sonriente, el presidente del Gobierno. Antes, Botín ya le había echado alguna que otra flor: “Estás haciendo un gran trabajo en Economía. Soy optimista respecto a la economía española a corto y a largo plazo”.
Pero, ¿cuál es la intrahistoria de esta visita? Según las fuentes consultadas, el paseo de Zapatero por la guardería de la Ciudad Financiera la pidió el propio presidente del Gobierno y lleva preparándose desde antes del verano. Nada hay de cierto, por tanto, en las dos veces que el presidente dijo a Botín “gracias por tu invitación”. "
Carlos Ribagorda. El Confidencial. 7 de Septiembre de 2007.
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