Sin bromas

"...Intocable o no, lo cierto es que la figura del monarca se ha abrillantado tanto con sidol que refulge y que, además de estar constitucionalmente por encima del bien y, dada su inviolabilidad, sobre todo del mal, lleva asociada una utilísima cortinilla, de manera que para lo inconveniente siempre se ha podido correr un tupido velo. Con la moneda al viento, siempre le sale cara: el Rey no fue impuesto por el dictador, sino que trajo la democracia; el Rey no se aseguró de que el golpe de Tejero fracasaba antes de lanzar su mensaje a las cinco de la madrugada, sino que lo abortó con mano de hierro; el Rey no se pasa más de dos meses al año de vacaciones públicas entre Mallorca y Baqueira sino que es un deportista; el Rey no dice cosas inadecuadas sino que se salta el protocolo por campechano y buena gente. Y así.

Salvo contadas excepciones, la Prensa jamás se ha cuestionado el papel del monarca porque a la Casa Real no le gustan las bromas, como bien saben los departamentos de publicidad de los medios. Hemos construido un mito en blanco y negro y con voz en off de Victoria Prego. Por cierto, ¿podría explicar alguien qué otro camino que no fuera la democracia plena tenía este país en 1975? ¿Acaso, entre la democracia y la monarquía feudal al estilo afgano, el Rey optó por la primera dada su pasión por la soberanía popular?"

Juan Carlos Escudier. El Confidencial.
http://www.elconfidencial.com/cache/2007/07/28/6_honor_borbones.html

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